La mecanización sostenible en el campo ya no es una tendencia: es una prioridad estratégica para el futuro del agro. Con Brasil oficialmente comprometido, a través de su Contribución Determinada a Nivel Nacional (NDC) en el Acuerdo de París, a reducir el 67% de las emisiones de gases de efecto invernadero para 2035 y alcanzar la neutralidad climática para 2050, el sector rural necesita responder con soluciones limpias en energía y maquinaria agrícola.

Además, estudios muestran que los sistemas alimentarios concentran una parte significativa de las emisiones del país, lo que refuerza el papel de la tecnología para aumentar la eficiencia, reducir los impactos y fortalecer la competitividad del agronegocio.

Para profundizar en este tema, hemos preparado este contenido para que entienda cómo los vehículos eléctricos, los biocombustibles y la innovación tecnológica están rediseñando la mecanización agrícola brasileña, y qué ya es posible hacer hoy para producir con menos carbono y mayor eficiencia.

¿Por qué la mecanización sostenible es una prioridad?

La transición hacia tecnologías más limpias combina dos vectores principales: la presión por la descarbonización en el agronegocio —impulsada por las exigencias del mercado, regulaciones y nuevos financiadores— y la oportunidad real de reducir costos operativos con motores, combustibles y automatización de nueva generación.

“La mecanización sostenible se ha convertido en una prioridad porque el campo es uno de los principales vectores de mitigación, mientras busca reducir costos operativos y la dependencia de combustibles fósiles. Esta transición está alineada con el Acuerdo de París y políticas como RenovaBio y la Ley del Combustible del Futuro”, explica Daniel Caiche, especialista en mercado de carbono en Vega Monitoramento Agroambiental.

Aunque las emisiones de la maquinaria representan una fracción menor del total, el cambio de matriz energética y las ganancias en eficiencia tienen un impacto directo —y medible— en la competitividad del productor.

“Aunque las emisiones de la maquinaria son una parte menor del total, el potencial de reducción es real cuando conectamos fuentes limpias y biomasa disponible —y la industria ya está avanzando en esta dirección”, afirma Edson Kawabata, consultor de empresas del agronegocio y Socio Director de Peers Consulting + Technology.

Vehículos eléctricos agrícolas: ¿dónde estamos?

La electrificación de la maquinaria agrícola ha dejado de ser un concepto y ya está ganando espacio en las propiedades brasileñas. Las marcas globales han presentado vehículos eléctricos agrícolas de menor tamaño y con recursos de automatización. Paralelamente, fabricantes nacionales están desarrollando tractores eléctricos en Brasil destinados a cultivos específicos como hortalizas, lácteos e invernaderos, donde el bajo nivel de ruido y la precisión marcan la diferencia.

Los beneficios son claros: menor ruido, mantenimiento simplificado (menos piezas móviles) y menores costos operativos en usos adecuados. El desafío, por otro lado, está en la autonomía de las baterías, la infraestructura de recarga en áreas rurales y la inversión inicial, aspectos que requieren planificación energética y nuevas modalidades de financiamiento.

“Los tractores más grandes y pesados aún enfrentan el desafío de la autonomía de las baterías. Y la recarga requiere capacidad de generación eléctrica que, en pequeñas propiedades, hoy es limitada”, comenta Edson Kawabata.

Biocombustibles en la agricultura: auge del biometano y el etanol

Mientras la electrificación avanza, los biocombustibles en la agricultura se consolidan como una solución inmediata, especialmente en fincas con buena disponibilidad de biomasa.

El biometano, producido a partir de desechos y residuos agroindustriales, cierra el ciclo de residuos, reduce las emisiones de CO₂ y abarata el combustible para tractores y cosechadoras. Por su parte, el etanol se está probando en máquinas de mayor tamaño, aprovechando la infraestructura ya extendida en el país para este combustible.

Según el consultor Edson Kawabata, “el uso de biometano permite reducciones de hasta el 80% de CO₂ y el 99% de material particulado en comparación con el diésel, además de tratar residuos y generar energía limpia.”

Además, el especialista en mercado de carbono, Daniel Caiche, explica que “en propiedades con buena disponibilidad de biomasa, el biometano ya demuestra una reducción de emisiones de hasta el 80% y un retorno de inversión en menos de cinco años, abriendo espacio para créditos de carbono.”

Casos recientes incluyen máquinas comerciales a biometano y cosechadoras y tractores a etanol en pruebas con plantas y fabricantes, lo que indica un camino pragmático hacia máquinas agrícolas sostenibles mientras la electrificación madura.

Integración de tecnologías: híbridos y soluciones flexibles

La transición energética no es “todo o nada”. Las soluciones híbridas (etanol + electricidad) y los modelos flexibles surgen como un puente entre el diésel y los sistemas 100% eléctricos, aprovechando la cadena del etanol mientras los motores eléctricos y los sistemas de recuperación de energía evolucionan.

Para Edson, un camino posible es adoptar vehículos híbridos y flexibles en la maquinaria: “Hay fabricantes con proyectos a base de etanol, una solución que reduce los GEI en todo el ciclo y utiliza un combustible producido por los propios clientes.”

Tendencias: automatización, precisión e innovación en maquinaria agrícola

La innovación en maquinaria agrícola combina la electrificación con la agricultura digital. Sensores, inteligencia artificial, telemetría y conectividad optimizan rutas, torque, rotación y dosificación de insumos en tiempo real.

El resultado es un menor consumo de energía por hectárea y una mayor productividad, con pulverización selectiva, visión computacional y sistemas autónomos ganando espacio en Brasil. Este conjunto de soluciones es, por definición, tecnología limpia en el campo: produce más con menos emisiones y desperdicio.

Impactos económicos y ambientales: cifras que importan

Además de reducir la huella de carbono, las tecnologías de mecanización sostenible en el campo ya muestran beneficios financieros reales. En propiedades con oferta de biomasa, el combustible renovable reemplaza al diésel con un ahorro significativo por hora de operación y menor volatilidad de costos.

En los vehículos eléctricos de menor potencia, las operaciones en entornos sensibles se benefician de un bajo nivel de ruido, mayor control de torque y mantenimiento simplificado, factores que reducen el costo total de operación (TCO) a lo largo de la cosecha.

Desafíos y oportunidades: infraestructura, crédito y capacitación

Para escalar la mecanización sostenible en el campo, tres pilares deben evolucionar juntos:

  • Infraestructura: red eléctrica estable, puntos de recarga rural y logística para biometano y biodiésel.
  • Financiamiento: ampliación de líneas verdes, nuevos modelos de servicio/energía en la finca y mecanismos de fijación de precios del carbono.
  • Capacitación: formación de operadores, mecánicos y gestores para trabajar con motores híbridos, sistemas eléctricos y biodigestión.

“Aunque existan incentivos, las cuentas deben cerrar: al comparar capex, combustible y mantenimiento, ya hay casos en los que el desembolso total de las tecnologías limpias es inferior al de la matriz fósil. Los principales cuellos de botella son la infraestructura eléctrica, la confiabilidad de las nuevas tecnologías y la cultura empresarial más conservadora”, defiende Edson.

“Sin una red eléctrica adecuada, logística para biometano/biodiésel, crédito verde y capacitación, la adopción se estanca. Con estos elementos combinados, Brasil tiene todo para liderar la mecanización sostenible”, concluye Daniel.

En el ámbito regulatorio, RenovaBio y la Ley del Combustible del Futuro (Ley 14.993/2024) brindan previsibilidad a la transición, premiando la menor intensidad de carbono e incentivando la integración entre biocombustibles y electrificación en la maquinaria.

¿Cómo avanzar ahora?

La adopción de la mecanización sostenible en el campo debe comenzar de manera estratégica, aprovechando los recursos ya disponibles en la propiedad y las tecnologías más adecuadas al perfil productivo. A continuación, enumeramos cuatro pasos iniciales que ayudan al productor a implementar la transición energética de manera segura y eficiente:

  1. Mapee su matriz energética
    Evalúe el potencial de la finca para generar biometano (desechos y residuos), instalar biodigestores y sistemas de generación/almacenamiento eléctrico.
  2. Comience con lo viable y medible
    Pruebe máquinas agrícolas sostenibles —eléctricas, a biometano o a etanol— en áreas específicas y monitoree el TCO y la productividad.
  3. Aproveche la tecnología disponible
    Utilice sensores, telemetría y agricultura de precisión para optimizar el consumo energético por hectárea y reducir retrabajos.
  4. Busque los créditos e incentivos adecuados
    Explore líneas verdes de RenovaBio y programas previstos en la Ley del Combustible del Futuro para financiar su transición energética.

La agenda de descarbonización en el agronegocio también es una agenda de eficiencia y mercado. Al combinar vehículos agrícolas eléctricos, biocombustibles, sistemas híbridos y automatización inteligente, el productor fortalece su competitividad e imagen.

Con un enfoque en tecnología limpia en el campo, la sostenibilidad y la rentabilidad comienzan a caminar de la mano, abriendo el camino hacia una nueva era de mecanización sostenible en el campo brasileño.